sábado, 21 de marzo de 2015

ME NEGARÁS TRES VECES


No sé bien el qué, pero algo tremendo ha ocurrido en ti, cuando un hombre te confiesa que ha negado haber intimado contigo porqué le da vergüenza que la gente lo sepa. Le da vergüenza que la gente sepa que él ha tenido sexo con una mujer que no entra en los cánones que dicta, impone y pasivamente acepta la propia sociedad...algo ha ocurrido en ti, porqué él te hace esta inesperada confesión y tú sientes pena porqué ese hombre vive en cautividad.

Qué cierto aquello de las cadenas...las peores cadenas son las que yacen en nuestra alma, las que mantienen amarrado a nuestro espíritu. Son peores incluso que las que no notamos.
Algo trascendente ha ocurrido en ti, porqué no sientes drama. Ni enfado. No crees su película. No quieres los cristales tras los cuales él vive y ve este mundo. Ni te planteas que en ti haya nada de lo que avergonzarte (ni avergonzarse)

Algo tremendo y enorme ha ocurrido en ti, cuando sientes (de lamentar) que ese hombre esté desperdiciando la grandeza que posee como ser humano y siga viviendo de cara a la galería (como tú también has vivido hasta hace poco...)
Eres capaz de empatizar con Jesús, cuando Pedro le negó 3 veces. Y esto, señores, hay que experimentarlo en primera persona para saber qué se siente. Que alguien reniegue de ti, de lo que tú eres. Sea lo que sea. Que alguien no quiera que le relacionen contigo de según qué manera. Y tú no caigas en el juego de dudar de quien eres, ni de cómo eres.

Que alguien te toque el alma con su voz, con su energía, con sus ideas...y quedarte sólo con que no es blanca, o está gorda, o no es "guapa" (según entiende la sociedad) Acostarte con alguien porqué estás tan desconectado de ti mismo, que no puedes manejar tus instintos más primarios. Intimar durante semanas con alguien, pero que no lo sepa nadie. Esconderlo y...negarlo. Compadeces a quien no ha aprendido algo tan fundamental como guardar silencio, en lugar de mentir.
Algo ha ocurrido en ti, cuando a quien se avergüenza de ti, le tratas como tratarías a un niño que actúa con impulsividad y te da una patada porqué aún no sabe pedirte o decirte lo qué siente o lo qué desea...le tratas con suavidad y firmeza. No le dices "eso no se hace" Le muestras cómo se hace.

En ti no hay nada vergonzoso. Al contrario. Eres brillante y grande. Y ante tu luz y tu grandeza, las almas que permanecen encadenadas, se sienten eclipsadas. Ante tu grandeza, ellas, esas almas, perciben cuan pequeñas y mediocres son.

Definitivamente, algo ha ocurrido en ti, cuando te apena que esas almas no puedan zafarse de esas cadenas. Te apena sólo el instante necesario que requieres para tomar consciencia. Porqué en esa miseria, hay otra oculta tras el velo de la doble vergüenza (vergüenza de sentir vergüenza) que es la de lavar su conciencia en tu manantial cristalino e infinito. Y tú, que caminas en tus aguas serenas, apartas suavemente, las hojas secas que ha traído la corriente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario