martes, 10 de marzo de 2015

TE VOY A IGNORAR TANTO, QUE DUDARÁS DE TU PROPIA EXISTENCIA





Más vale nacer con estrella que nacer estrellado, dice el refrán.
Una vez, leí que cuando alguien no cae bien, no recibimos bien lo que diga o haga. Y que lo juzgaremos con más rigidez que si lo hiciera alguien que sí nos cae bien. La psicología social explica este fenómeno, como un mecanismo mental que nos hace ser más receptivos a lo que nos resulta atractivo y agradable a la vista. De hecho, es uno de los pilares del marketing. Y eso, es más o menos lo que leí. Si alguien nos cae mal, hemos configurado una imagen mental desagradable o poco atractiva de esa persona, que hará que, lo que diga o haga, nos parezca ridículo, absurdo y chirriante.

Por otro lado, el bullying, el cruel acoso escolar que ninguna madre o padre, quisiera que su hijo sufriera...
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros" Ojo al dato. El acoso NO SIEMPRE conlleva una acción. Existen diversas técnicas de acoso y maltrato. ¿Por ejemplo? La indiferencia. Uno, dos, tres, responda otra vez.
Sin embargo ¿cuántos de padres y madres, hacen "bullying" con algún contacto del grupo de whatsApp que no tragan?¿O con algún compañero de trabajo?
"No hay mayor desprecio que no hacer aprecio" O lo que es lo mismo "Te voy a ignorar tanto, que dudarás de tu propia existencia"



Como le decía esta mañana a una persona, yo desafío al patriarcado, al machismo y al racismo, sólo con respirar... "Menuda prepotente" podrá pensar alguna persona (que me da igual lo que piensen algunas personas, pero vamos) y no, no es prepotencia. No estoy exagerando ni inventando atributos o virtudes en mi persona. Toda mujer, sólo por existir, desafía al patriarcado y al machismo. Toda persona NO BLANCA, ya desafía al racismo sólo por existir. Pues mi condición de mujer mixta, me convierte en una amenaza al patriarcado, al machismo y al racismo. Por lo tanto, no es dificil imaginar que conozco de primera mano, el precio de ser diferente. De pensar diferente.

Precisamente, esa manía que tengo de pensar diferente y de decir lo que pienso, aunque me quede sola, o aunque contradiga a la mayoría, o a lo establecido, o aunque las ovejas puedan sentirse amenazadas, me lleva, de vez en cuando, a vivir episodios que duran lo que yo quiero que duren. Me refiero a episodios en los que soy ignorada. Afortunadamente, repito, duran lo que yo quiero que duren. Tranquilos, eso lo dan años de machaque psicológico, físico y verbal por haber nacido diferente a la mayoría.

Ignorar como forma de maltrato. Ocurre. Si lo haces, procura revisarTE y ojito con qué le estás transmitiendo a tus hijos.

Tú podrás ignorarme porqué no te caigo bien. Y yo, posiblemente, tras intentar un acercamiento infructuoso, te ignore a ti también. La diferencia es que tu FINGES que me ignoras. Debes hacer un esfuerzo, por pequeño que sea para ignorar a esa persona que te cae mal. Yo sin embargo, te ignoraré porqué no hay nada en ti que pueda aportarme nada mientras sigas esforzándote en ignorarme. Tú gastas energía. Yo soy agua.
Esa es la diferencia.


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